Trucos para el Microondas
Café con leche listo en un minuto y medio; el pollo asado que te sobró del domingo como recién salido del horno en cuatro; patatas hervidas en ocho... Gracias al microondas puedes comer caliente sin que tener que pasarte horas y horas luchando con los fogones y sin dejarte las yemas de los dedos fregando cazuelas y sartenes como en la “mili”.
Con tales credenciales, no es extraño que no le tengas en cuenta que a veces te queme la lasaña por un lado y te la deje congelada por el otro, o que te ponga todo perdido de garbanzos o de salchichas por culpa de una de sus ocasionales y explosivas indigestiones. Inconvenientes que, a menos que un Gremlin malo se cuele en tu cocina y escojas cargártelo utilizando el método tradicional, son muy fáciles de evitar. Y es que, lo que tú consideras rarezas inevitables de este electrodoméstico, no son más que errores de utilización que podrías solventar con sólo seguir un puñado de normas básicas. Si les añades una serie de sencillos trucos, tus platos ganarán mucho en sabor y apariencia, mientras que tú podrás seguir restándole segundos a tus incursiones en el mundo de la cocina.
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